viernes, 15 de febrero de 2008

Demonios


Los demonios son espíritus malignos presentes en el folklore, la mitología y las religiones de todas partes del mundo. Se creía que estas criaturas podían aparecer con cualquier apariencia y tamaño, y con malas intenciones. Hoy en día se ve a los demonios como fruto de la imaginación, pero en otras épocas se los consideraba reales y se los culpaba de casi todos los males, tales como enfermedades, muertes, guerras, pestes, etc.

Las mas antiguas creencias sobre demonios datan de antiguas civilizaciones, como las antiguas culturas de Mesopotamia, Persia, Egipto e Israel, donde los demonios eran acusados de provocar las enfermedades, la destrucción de los cultivos, las riadas, los incendios, las plagas, el odio y las guerras.

A partir de los daimones de la antigua Grecia y de estas creencias, el concepto de demonio europeo fue evolucionando. Comenzó a decirse que estos espíritus invisibles, descritos como intermediarios entre los dioses y los hombres podían ser buenos o malos.


Los daimones malos provocan daño y maldades por doquier, desde desviar a los viajeros de su camino, hasta provocar accidentes y enfermedades, y los daimones buenos servían de guías y protectores. El filosofo Sócrates, afirmaba que un daimon bueno veló por él a lo largo de toda su vida, susurrándole al oído consejos y avisándole de los peligros.
La influencia de los daimones era bien aceptada por la gente en el mundo clásico pero ya en el siglo IV d.c los daimones se convirtieron en demonios y el cristianismo se había convertido en la religión oficial del gran imperio romano, el cual sostenía que los únicos espíritus intermediarios entre los dioses y los hombres eran los Ángeles. Los demonios comenzaron a ser vistos como seres malvados que servían al diablo y que ayudaban a las brujas a realizar sus terribles actos. La creencia más alarmante era que los demonios podían tomar el cuerpo de las personas y posesionarse de ellas y provocaban síntomas, hoy conocidos como epilepsia o enfermedad mental.

A pesar de su mala fama también se creía que los demonios eran criaturas sabias y los hechiceros a menudo intentaban llamarlos para obtener sus secretos, pero los demonios hacían daño a quienes intentaban robar sus secretos o a quien intentaba llamarlos. Invocar demonios era un acto ilegal e implicaba la pena de muerte.

Se cree que las mejores armas contra los demonios son la ingenuidad humana, la verdad, el amor y hasta la risa.

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